jueves, 23 de enero de 2014

ARQUEÓLOGOS EN PIE DE GUERRA

El pasado 21 de Enero se difundió la noticia de que el Gobierno prepara una Ley que dejará la gestión de los barcos hundidos en manos de la Armada, generando esto un fuerte rechazo en el sector.

«Las operaciones de explotación, rastreo, localización y extracción de buques de Estado españoles naufragados o hundidos requerirán autorización de la Armada, que ostenta competencias plenas para su protección». Este texto, el de la discordia, corresponde al artículo 382.2 del anteproyecto de Ley de Navegación Marítima, que deja en manos de la Armada la gestión de los barcos hundidos y los tesoros que pudieran contener. A día de hoy, las competencias son del Ministerio de Cultura, pero en Galicia están transferidas a la Consellería de Educación e Cultura.

El anteproyecto ha puesto en pie de guerra a los arqueólogos submarinos, que no están de acuerdo con que sea una entidad militar la que decida en qué casos se puede investigar y quiénes deben hacerlo.
«No tiene sentido que la Armada intervenga en la gestión del patrimonio cultural. Entre otras cosas, porque carece de personal cualificado para hacerlo», argumenta Miguel San Claudio, arqueólogo subacuático y responsable de la firma Archeonauta. Agrega que «solo países del tercer mundo hacen esto, pero ninguno de nuestro entorno, como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido».

San Claudio considera que la entrada de la Armada puede interpretarse como «la incapacidad de España y de Galicia para gestionar su propio patrimonio cultural submarino». En Galicia, prosigue, «está completamente abandonado, sin un organismo específico que lo controle». Esto es «muy llamativo» por tratarse de «una de las áreas con mayor riqueza del mundo». Un bien patrimonial que «no se gestiona» y que podría dar lugar «al mejor museo de historia marítima del planeta».

Xavier Nieto, exdirector del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, va más allá cuando pone de relieve una contradicción entre la nueva norma y la Ley de Patrimonio Histórico, que «confiere a las instituciones culturales la protección y el estudio de los pecios». Por eso cree que «lo primero que pasará con la nueva ley es que algunas autonomías presentarán recursos de inconstitucionalidad».

Para los arqueólogos supondría «un retroceso importante en los trabajos de investigación», y por eso cree Nieto que es preciso «que el texto normativo distinga con claridad entre la tarea de evitar el expolio y la decisión de quiénes y cómo deben realizar los trabajos y las investigaciones», pues han de estar en manos «de arqueólogos y técnicos en patrimonio cultural».


Fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por La Voz de Galicia manifestaron que «es prematuro» evaluar «algo que todavía no ha sido aprobado, que se va a debatir en el Congreso» y que, por tanto, «podría cambiar». Con todo, recuerdan que el texto precisa que habrá «colaboración con los técnicos de Patrimonio». «En cualquier caso, la Armada hará lo que le manden», concluyen las citadas fuentes. Este periódico consultó también sobre el asunto a la Consellería de Cultura, pero sin obtener respuesta alguna por el momento.

El Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Autónoma Andaluza

El Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Autónoma Andaluza que se integra, como un servicio especializado, en la Dirección General de Bienes Culturales a través del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Tiene asignado el uso y la gestión del inmueble Balneario de la Palma y el Real de la ciudad de Cádiz, a efectos de ejercer las funciones de investigación, protección, conservación, restauración y difusión del patrimonio arqueológico subacuático.

El edificio y su restauración        

El Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real se sitúa en la playa de La Caleta. Fue edificado en el año 1927 y responde a los conceptos estéticos del Modernismo correspondiente al primer cuarto del siglo XX, junto a rasgos eclécticos de tendencia ornamental y a claras influencias regionalistas.
  
El edificio, que había tenido un uso casi continuo como balneario, se encontraba en estado ruinoso debido al abandono al que se había visto sometido en los últimos años. Por ello la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía expropió el inmueble para su puesta en valor y conservación. Este proceso de expropiación culmina en 1990 con la ocupación del inmueble, encargando la Dirección General de Bienes Culturales al Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico la elaboración de un Plan de Usos. que permitiera proceder a la redacción del Proyecto de Restauración.


El Plan de Usos, propone un modelo integral de Centro, que abarque "el ciclo completo de acciones inherentes a los trabajos implícitos a la disciplina de la arqueología subacuática que comprende la documentación, protección, investigación, intervención y conservación y que culmina con la difusión de los resultados obtenidos a lo largo de todo el proceso. Partiendo de esta premisa se articula el centro como un brazo periférico del IAPH con una estructura integrada en este organismo central".
  
El proyecto de restauración, redactado por los arquitectos Antonio Martín Molina, Montserrat Díaz Recasens y José Mª Prieto Gracia, procuró en todo momento respetar la imagen original del edificio adaptándola a las características funcionales que requería el CAS. Para ello resolvió las instalaciones en zonas bien diferenciadas:

-      La zona central, en su planta baja, alberga las áreas de lavado y los talleres de cerámica, metal y madera. Se organizaron las dependencias interiores intentando conseguir la máxima flexibilidad, acotándose tan sólo las áreas que precisaban unas condiciones térmicas especiales En la planta alta, la dirección, archivos y un aula de conferencias completan la administración del centro.
-   Las alas del edificio se destinan al departamento de intervención y al departamento de documentación, difusión y formación.
-   El pabellón de entrada alberga la maquinaria necesaria para el buen funcionamiento de las complejas instalaciones que posee el centro y que, por sus características, debían estar "en tierra".

Funciones y estructura

El Centro de Arqueología Subacuática desempeña funciones de investigación, protección, conservación-restauración y difusión del patrimonio arqueológico, así como de formación de técnicos especialistas en esta materia. Para ello, y de acuerdo con los criterios definidos en el Plan General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se plantea:

-  Identificar el patrimonio arqueológico subacuático y sistematizar su información, reconociendo su diversidad y distribución espacial, determinando el grado de riesgo a que está sometido y transmitiendo su valor y vulnerabilidad a la sociedad.
-      Mejorar la eficacia de los instrumentos de protección desde una nueva visión más integral de la misma y desde la comprensión de nuestro patrimonio como un factor para la estructuración territorial y el desarrollo social y económico de Andalucía.
-        Desarrollar y ejecutar programas de investigación histórico-arqueológica del patrimonio subacuático, con el fin de perfeccionar su conocimiento y los criterios, métodos y técnicas para una correcta intervención en el medio subacuático.
-    Adoptar medidas para evitar o minimizar los problemas de conservación el patrimonio arqueológico subacuático, actuando sobre las causas que provocan su degradación.
-   Difundir el patrimonio arqueológico subacuático y las acciones de tutela que sobre él se realizan, fomentando, entre los ciudadanos, actitudes de participación en la defensa y disfrute de este patrimonio.
-         Perfeccionar técnica y científicamente a los profesionales, generando una oferta formativa de calidad.

La estructura propuesta para este centro es funcional en el sentido de que comprende un ciclo de producción completo, y a tal efecto el CAS se articula en secciones separadas estrechamente interconectadas entre ellas en las diferentes fases de la secuencia lógica de sus acciones y del desarrollo de sus proyectos:

-      Director de Centro: es el encargado de coordinar las acciones, investigaciones y proyectos del Centro, de acuerdo con la dirección del IAPH y con su política de actuación.
               
-        Departamento de Administración: es el encargado de gestionar y administrar los recursos del Centro.

-  Departamento de Documentación, Difusión y Formación: es el encargado de tratar, normalizar y sistematizar la información generada por las diferentes áreas del Centro, difundir los resultados de los trabajos y organizar cursos de formación de profesionales en esta disciplina. Este departamento se complementa con los siguientes servicios: Biblioteca especializada en arqueología subacuática y Archivo del Centro.

Área de Documentación: la línea de actuación en este campo se centra principalmente en la localización y sistematización de la información relativa al patrimonio cultural sumergido, de cara a atender tanto las necesidades internas como aquellas solicitudes que se plantean a nivel externo.

Área de Difusión: dentro de esta área se viene trabajando en dos campos diferentes: Difusión especializada, con la inclusión en la revista del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico de una sección destinada a la problemática que plantea la tutela del patrimonio arqueológico subacuático, y difusión genérica, impartiendo conferencias en diferentes instituciones y diseñando un programa de visitas para atender a colectivos de estudiantes.

Área de Formación: el programa de actividades formativas se inició en el año 2001 diseñando y desarrollando las 1ª Jornadas Técnicas de Protección del Patrimonio Arqueológico, dirigidas a los Cuerpos de Seguridad del Estado. 

-   Departamento de Intervención: es el encargado de proponer y ejecutar proyectos y actuaciones encaminados a la protección, investigación y conservación-restauración del patrimonio arqueológico subacuático, en el marco de los recursos y programas establecidos por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura. Se estructura en torno a las siguientes áreas:

Área de Protección: una de las misiones encomendadas al Centro es el asesoramiento de aquellos proyectos que puedan afectar al patrimonio arqueológico subacuático. En este sentido se han realizado labores de asesoramiento técnico dirigidas tanto a las Delegaciones Provinciales de Cultura y Dirección General de Bienes Culturales como a particulares. Este asesoramiento se ha producido principalmente como consecuencia de la llegada de proyectos de obras -dragados, regeneraciones de playas, construcción de espigones, gaseoductos, oleoductos, centrales térmicas, etc.- que pudieran afectar al patrimonio arqueológico sumergido.

Área de Investigación: es la encargada de planificar y ejecutar las acciones necesarias para la localización e identificación de los yacimientos arqueológicos subacuáticos que se localizan en aguas andaluzas, así como de planificar y desarrollar proyectos específicos con el fin de mejorar los métodos, técnicas y herramientas aplicados a la investigación en el medio subacuático.

En la actualidad el CAS ha optado por centrar sus esfuerzos en un proyecto único encaminado a la localización, identificación y evaluación del patrimonio arqueológico subacuático andaluz. El objetivo que se persigue con este proyecto es disponer de un catálogo de yacimientos, lo más exhaustivo posible, que pase a integrarse en la Base de Datos de Yacimientos Arqueológicos de Andalucía y que permita establecer los mecanismos necesarios para proceder a una correcta protección y conservación de los mismos, así como diseñar estrategias futuras de investigación.

Área de Conservación: es la encargada de planificar y ejecutar las acciones necesarias para evitar o minimizar los problemas de conservación de los materiales arqueológicos, orgánicos e inorgánicos, que se localicen en el medio subacuático o procedan de él.

El área de conservación del C.A.S. cuenta con un equipamiento técnico adaptado al desarrollo de una serie actividades que pueden englobarse en dos apartados: Uno los proyectos de investigación pertenecientes a la planificación anual del Centro; y la prestación de los servicios propios que le son encomendados por la Administración Autonómica.

El citado equipamiento se distribuye a través de los diferentes espacios funcionales en que se organiza el área de conservación.

Cuenta con cuatro talleres de restauración, dedicados a madera, cerámica y metales con la siguiente instalación básica: doble acceso de amplias dimensiones para la recepción de piezas voluminosas, grupos de climatización independientes y regulables, salida de agua osmotizada, conexión de aire comprimido -herramientas neumáticas-, aspiración de aire -vacío-, instalación eléctrica trifásica, desagües para material corrosivo, iluminación exenta de radiaciones ultravioleta y banco de trabajo diáfano en acero inoxidable.


 Otras instalaciones anexas y diseñadas con una función específica son:

- taller de electrolisis destinado al tratamiento estabilización de objetos metálicos mediante técnicas electrolíticas.
- zona de liofilización para el tratamiento de materiales orgánicos.
- cámara frigorífica, -dim. 8 m 2- regulable hasta 4 ºC, para el mantenimiento preventivo de materiales orgánicos (madera, cuero, fibras, ...).
- congelador industrial, -dim. 8 m 2 – regulable hasta –30 ºC, para tratamientos específicos de los materiales orgánicos.
- almacén de obras restauradas acondicionado para la exhibición y el mantenimiento temporal de los materiales arqueológicos.
- almacén de materiales arqueológicos en espera de tratamiento acondicionado para el mantenimiento preventivo de los objetos.
- almacén de materiales de restauración donde se conservan los productos químicos necesarios para la aplicación de los diferentes tratamientos de conservación.

En el desarrollo de sus funciones, la ordenación de proyectos y servicios permite una planificación racional de los cometidos que se establecen en el plan de usos del Centro de Arqueología Subacuática del IAPH. De forma resumida, se expone una relación de las principales actuaciones en curso agrupadas en los dos apartados; servicios y proyectos.
  
Servicios

Los servicios prestados por el área de conservación del C.A.S. pueden clasificarse en medidas prácticas y asesoramiento técnico. El apartado práctico comprende las medidas de conservación preventiva, curativa y restauración aplicables sobre:

- Objetos recuperados por el Centro de Arqueología Subacuática en el desarrollo del proyecto "Localización y evaluación del patrimonio arqueológico subacuático del litoral andaluz".
- Objetos recuperados por el Centro de Arqueología Subacuática en el desarrollo de actuaciones no-programadas por situaciones de expolio, obras públicas y hallazgos casuales en el Patrimonio Arqueológico Subacuático.
- Objetos requisados por los cuerpos de seguridad del estado y procedentes del expolio arqueológico.

En cuanto al asesoramiento técnico, las actuaciones más habituales realizadas por el área de conservación son el examen diagnóstico y la propuesta de conservación, tanto de objetos individuales como de conjuntos in situ, frecuentemente relacionados con situaciones de expolio, obras públicas y hallazgos casuales en el Patrimonio Arqueológico Subacuático. 

El proyecto de la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía denominado "La protección del patrimonio arqueológico contra el expolio". El objetivo de este proyecto dirigido a las fuerzas de seguridad del estado (Servicio Marítimo de la Guardia Civil, SEPRONA y Policía Autónoma) es el de proporcionar las "herramientas" teórico-prácticas –marco jurídico, definición, reconocimiento, medidas administrativas de protección y conservación preventiva- para desarrollar con eficacia la lucha contra el expolio patrimonial.

Dentro del Programa de Formación del IAPH, el Centro de Arqueología Subacuática participa en el curso "Taller de conservación preventiva en excavaciones arqueológicas in situ" (26-28 de marzo, 2003) y organiza el curso "Tratamiento preventivo de objetos arqueológicos en yacimientos húmedos y salinos" (21-23 de mayo, 2003).


Fuente: GARCIA RIBERO, C. y ZAMBRANO VALDIVIA L,C. "El Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Autónoma Andaluza y  la conservación del material arqueológico", Monte Buceiro, Nº 9, pp. 150-203. 2003.

miércoles, 22 de enero de 2014

ARQUA: Principales yacimientos

Este es un breve resumen de los yacimientos más importantes cuyos restos se encuentran en el ARQUA:

1.      Bajo de la Campana: Junto a Isla Grosa (Manga del Mar Menor). Nunca ha sido excavado sistemáticamente. Comenzaron a aparecer materiales en 1958. La primera “recogida” de materiales por parte del Museo se hizo en 1972. EN 1979 unos buceadores donaron unos colmillos de elefante que habían recuperado unos años antes. En 1998, el Museo hizo una segunda prospección. Gracias a ello, se han identificado varios pecios:

-          Uno fenicio, datable hacia el s. VI a.C. Bajo de la Campana -1, El barco transporta lingotes de estaño de gran pureza y marfil bruto, en colmillo de elefante, y algunos llevan incisos una inscripción. El cargamento se completa con cerámicas relacionadas. El hallazgo de los colmillos lo convierte en un unicum arqueológico en toda la cuenca mediterránea.


-          Otro púnico de comienzos del s. II a.C. Bajo de la Campana -2. Se trata de materiales que proceden de la “recogida”, además esta zona fue sometida a voladuras con explosivos.

-          Otro romano altoimperial. Bajo de la Campana -3. Restos altoimperiales del s. I a.C. Se han localizado restos de ánforas Dressel 7/11, de Dressel 20 y 23, además de fragmentos de ánfora Beltrán-IVb, tapaderas y alguna tégula. Es un material escaso e incompleto, pero aparecen los tres tipos de ánforas representativos del Siglo I d,C

2.      Punta de Algas. La Manga del Mar Menor. Los trabajos se iniciaron en 1959, cuando un pescador dio el aviso. Esto ocurre justo antes de la creación del Patronato. La primera campaña fue en 1960, y a lo largo de esa década, hasta 1973 se realizan varias campañas más, que dirigió J. Mas, con buzos del C.B.A. El barco tenía unos 25 metros de eslora e iba cargado mayoritariamente con ánforas del tipo Lamboglia 2, que en muchos casos iban selladas. En el Museo se encuentra todo el cargamento recuperado. A pesar de lo importante de este pecio, no se tienen apenas datos de los procesos de excavación, ni documentación de los mismos. Se recuperaron unas 530 piezas. Cronología: Segunda mitad del siglo I a.C.


3.      Las Amoladeras. Cabo de Palos. Se localiza en 1960 cerca de la Playa de Levante Cabo de Palos. La singularidad de este pecio la da el cargamento que transportaba el barco, básicamente plomo y muelas de moler. Sólo se ha recuperado una pequeña parte. Los materiales proceden de una prospección realizada en los setenta, y apenas se tienen datos de ella.

4.      El Capitán. Ladera sur de la Isla de Escombreras, Cartagena. Localizado en 1961 por el Capitán de Infantería de Marina Antonio Gorordo Álvarez, y excavado por el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena, fue la primera intervención  subacuática realizada con el fin de extraer restos arqueológicos, la primera excavación “arqueológica” en España. Se encuentra a unos 38-40 metros de profundidad. Esta intervención se realizó con equipos de buceo clásicos y se recuperaron: 68 ánforas grecoitálicas Dressel I-a, casi todas completas; dos tegulae; un balde de cobre; un cepo de plomo de 50 cm; una pesa pétrea con asa metálica y diversos ungüentarios. Se fechó en la segunda mitad del siglo II a.C.

5.      Bajo de Dentro: frente al promontorio de Cabo de Palos. Pecio apenas documentado. Se localiza en 1965  por buceadores de la Armada, que extrajeron 15 lingotes de plomo del yacimiento y los remitieron al Museo Naval de Madrid. En 1972 y 1973 se realizaron dos campañas recuperando 27 lingotes más, con los siguientes sellos: AQVINI, PLANI, SEX, MESSI, VYIVS.


6.      San Ferreol. San Pedro del Pinatar, frente a Punta Playuela. Descubierto en 1976 y excavado entre 1979 y 1983 por J. Mas. Publicado en el VI Congreso Internacional de Arqueología Submarina. Contenía un cargamento muy rico, de ánforas y cerámicas de mesa Campaniense B de época republicana, además de objetos personales, como un estuche de marfil. También se hallaron restos de alimentos.

7.      El Pudrimel. La Manga del Mar Menor. Al menos dos pecios, puede que tres. No se puede determinan con precisión cuantos pecios hay en el yacimiento debido a la metodología de la extracción del material. En cualquier caso los cargamentos están muy incompletos.

8.      Puerto de Cartagena.

-          Púnico: Se trata de materiales procedentes de recogidas selecticas previas a tareas de Dragado en el Puerto de Cartagena, que se realizaron en los años 80. Están completamente descontextualizadas. Además no se recogieron sistemáticamente. Hay que destacar 15 ánforas púnicas, todas ellas fragmentadas.

-          Romano: Se tiene el mismo problema que en el caso anterior: recogida de material, de carácter selectivo, previa al dragado. Existe una gran cantidad de material que nos da un muestrario de casi todas las producciones republicanas y altoimperiales.

10.  Puerto de Mazarrón.

-          Púnico. Los materiales del Puerto de Mazarrón proceden de un dragado que se hizo en 1978. Se trata de un yacimiento con una gran riqueza por la acumulación de cerámicas en sus fondos, desde lo fenicio a lo tardorromano. Es posiblemente el yacimiento portuario más prometedor del sureste español, gracias a que aún no ha sido dragado violentamente. Se conoce desde 1977, pero no ha sido estudiado sistemáticamente. El Museo realizó la primera carta sistemática de sus fondos de manera provisional en 1999.

-          Romano. Los materiales proceden del mismo dragado de los años 70. 

12.  Cala Reona: Excavación de urgencia llevada a cabo en 1990. El yacimiento estaba sufriendo un expolio intenso. Siglo V d.C.






Fuente: NEGUERUELA MARTÍNEZ, I. "Panorama del Museo Nacional de Arqueología Marítima y Centro Nacional de Investigaciones Subacuáticas", Monte Buciero, nº 9, 2003, págs. 149-187

Cazadores de Tesoros

El caso del Navío Nuestra Señora de las Mercedes no es único, a lo largo de la historia numerosos barcos se han hundido a lo largo y ancho de los océanos. España es uno de los países con mayor cantidad de Patrimonio Subacuático, y esto se debe principalmente a su historia como metrópoli de un gran imperio colonial, entre los siglos XV y XIX una gran cantidad de navíos cruzaron el Atlántico conectando Europa y América. Estos viajes entrañaban grandes peligros, no solamente se enfrentaban al océano, a tormentas y huracanes, también estaba el peligro de los piratas, corsarios y bucaneros, además de las flotas enemigas que en tiempos de guerra, atacaban las rutas de comercio. 

Entre los naufragios más destacados podemos citar el caso del Navío Nuestra Señora de Atocha, y el de Santa Margarita, o el Nuestra Señora de Guadalupe y San Antonio. En los tres casos he de decir que se trata de grandes barcos, que iban cargados con grandes cantidades de oro y plata, y que los tres se hundieron debido a huracanes. También tienen en común que han sido objeto de expolio por parte de cazatesoros.

Tras el caso del "Tesoro de las Mercedes" y el litigio judicial entre España y la empresa Odissey, se ha retomado el tema de las empresas de "recuperación". 

Este es el caso del Galeón Español Nuestra Señora de Atocha:


Fue construido en La Habana en 1620, tenia 34 metros de eslora, 10 de manga y 4 pies de calado, contaba con una altura de 6 metros desde la cubierta. Tenía 4 mástiles, con velas cuadradas y un palo de mesana con vela latina. Dos castillos, uno en proa y otro en popa. Estaba dotado con 30 cañones de bronce. Todo ello le daba un peso de unas 550 toneladas.

En 1622, la flota de Tierra Firme inicia su regreso a España. En primer lugar realiza una parada en Cartagena de Indias, donde cargaron oro y esmeraldas, y pusieron rumbo a Cuba. Como buque almirante de la flota iba el "Nuestra Señora de Atocha" y el Santa Margarita". El "Atocha" iba pertrechado con tipo de riquezas como carga: 125 barras y discos de oro, 24 toneladas en lingotes de plata, 180 pesos en monedas de plata, 1.200 libras de objetos de plata trabajada, 585 lingotes de cobre, perlas, esmeraldas, 350 cofres de índigo, 525 fardos de tabaco, y otras propiedades no declaradas de la tripulación y pasajeros. Por el contrario, el Santa Margarita llevaba una carga más acomodada a su tamaño.


El 5 de septiembre de 1622, un fuerte huracán los alcanzó en el estrecho de los Cayos de La Florida. Esa noche ocho barcos de la flota se hundieron en el mar, entre ellos "Nuestra Señora de Atocha" con 265 personas y todo su cargamento. El "Santa Margarita" también se hundió, pero se pudo rescatar con vida a 68 personas y de sus restos se pudo recuperar gran parte del cargamento de lingotes de oro, y cerca de 64.000 monedas de plata, además de piedras preciosas, perlas y 8 cañones. Pero del "Atocha" no se supo nada, se perdió su localización, ya que acabó hecho trozos durante el huracán.

FUENTE: La Rosa de los Vientos

A finales de la década de 1960, el californiano Mel Fisher dio con la pista de los navíos españoles gracias a documentos del Archivo de Indias. Fisher había participado en la exploración de otra flota española hundida en 1715 por un huracán en los Cayos de Florida, cuyos restos había localizado Kip Wagner en 1959. El Atocha era un objetivo muy apetecible y se lanzó en su búsqueda. Creó la empresa llamada Treasure Salvors e implicó a su familia en la búsqueda. Se procuró un buen equipo de técnicos, buzos e inversores, además de la tecnología de exploración puntera de la época.

Las prospecciones comenzaron en 1971 y al poco localizaron al sur de Cayo Hueso una enorme ancla. Desde ese momento se sucedieron los hallazgos dispersos. Al parecer, el navío había perdido parte del cargamento durante el naufragio. En 1975 se localizaron dos grupos de cañones de bronce, cuyos números de registro coincidían con los que portaba el Atocha en el momento de su hundimiento, por lo que el barco no podía andar lejos.


Durante los siguientes años se prosiguió la búsqueda, pero sin muchos resultados, la cuestión era, si el pecio encontraba en una zona de aguas someras, o por el contrario se hallaba a mayor profundidad. En 1980 el hijo de Fisher, Kane, localizó los restos del Santa Margarita, que aún conservaba parte de su carga. Finalmente Mel Fisher se decidió a buscar el Atocha en aguas más profundas y el 20 de Julio de 1985 localizaron los restos del casco del Atocha, que descansaban a 16 metros de profundidad.


El cargamento que recuperaron del Atocha ascendió a más de 1000 lingotes de plata, 125 barras y discos de oro, cien mil monedas de plata y oro, y una amplia colección de objetos personales. Además de numerosas piezas de joyería, piedras preciosas...

El grueso de los hallazgos fueron subastados en 1988 en la sala Christie's de Nueva York. Y una pequeña parte se quedó en el museo que la familia Fisher creó en Cayo Hueso.

FUENTE: National Geographic España




El expolio sufrido no ha terminado, ya que en 2011, buzos de la empresa Treasure Salvors, localizaron una cadena de oro con un crucifijo a unos 48 km de Cayo Hueso, que se valora en unos 250.000 dólares, y que probablemente formaba parte del tesoro del galeón español Nuestra Señora de Atocha


El crucifijo fue localizado por un submarinista del Museo Marítimo Mel Fisher, situado en Cayo Hueso, mientras el equipo de cazatesoros buscaba los restos del la sección de castillo de popa del galeón español.
Los descendientes de Fisher, que poseen los derechos sobre el pecio, siguen buscando el resto del tesoro del Atocha.