martes, 21 de enero de 2014

Metodología de la Arqueología Subacuática:

La investigación arqueología subacuática no tiene una metodología muy distinta a la que se hace en tierra firme, aunque si algunas técnicas especializadas adaptadas al medio acuático. El papel del arqueólogo subacuático consiste en adaptar la metodología de la investigación al medio acuático utilizando los instrumentos adecuados para desenvolverse en un entorno en el que la profundidad, el tipo de fondo o la temperatura pueden condicionar notablemente su trabajo.

El trabajo de campo de la arqueología subacuática se suele dividir en dos fases: la prospección y la excavación.

El tema de la prospección se ha tratado con anterioridad, y pasaremos a tratar directamente las técnicas de prospección que se emplean, y no las investigaciones previas.



Entendemos por prospección al conjunto de trabajos encaminados al estudio de una zona geográfica amplia con el fin de localizar el mayor número posible de sitios arqueológicos mediante un reconocimiento superficial, realizando una clasificación cultural y evaluando su estado de conservación. La legislación actual define prospección como la exploración superficial, sin remoción de terreno, dirigida al estudio, investigación o examen de datos sobre toda clase de restos históricos, así como los componentes geológicos relacionados.

Teledetección:

Este tipo de prospección es un gran avance frente a los sistemas tradicionales, se ha convertido en una herramienta fundamental para la investigación arqueológica subacuática. La teledetección es útil siempre y cuando se utilice el instrumento adecuado según los condicionamientos y objetivos de cada zona. Emplear medios tecnológicos modernos en una prospección arqueológica puede resultar un gasto inútil, si no se sabe exactamente lo que se puede pedir a cada técnica o instrumento.

Ventajas de la teledetección: Permite conocer y documentar el fondo submarino sin necesidad de utilizar buceadores; Es posible registrar zonas de gran amplitud o inaccesibles por su profundidad para los medios de prospección tradicionales.

Inconvenientes: Falta de adaptación de algunos sistemas, que se diseñaron para la teledetección geológica, y no arqueológica; Falta de experiencia de los geofísicos en la identificación de restos arqueológicos, y el alto coste.

Los medios técnicos más utilizados y que mejores resultados han dado en la localización de restos arqueológicos, son los siguientes:

·         Sonar de barrido lateral: El SDS (Side Scan Sonar) es uno de los instrumentos más utilizados en la teledetección submarina ya que permite conocer el relieve submarino y localizar elementos que yacen en el fondo marino que pudieran sobresalir del fondo o diferenciarse del entorno marino en el que se encuentran.



El principio básico de este aparato es la emisión de señales acústicas a babor y estribor de un “pez” remolcado que él mismo transforma en impulsos eléctricos para producir un registro gráfico continuo de la superficie del fondo.

·         Perfilador de sedimentos: Este instrumento se utiliza para conocer un perfil vertical de alta resolución del sedimento que forma el fondo marino. Tiene un poder de penetración limitado a unos 50 metros de profundidad y está condicionado por la dureza y densidad de los sedimentos.




·         Magnetómetro de Protones: Detecta bajo el agua las variaciones del campo magnético de la tierra y la existencia de un metal ferromagnético sumergido que pueda alterarlo.



·         Detector de Metales.



·         Ecosonda: Instrumento fundamental en la navegación. Se utiliza para conocer en cada momento la profundidad exacta del fondo marino. Es un auxiliar de la navegación y a la vez un instrumento perfecto para la realización de batimetrías o levantamientos topográficos submarinos.



·         Cámara de vídeo remolcada: Este sistema permite la prospección en tiempo real en condiciones de visibilidad en las que un buceador probablemente no vería nada o casi nada y en profundidades con difícil acceso.



·         Cámara de vídeo robotizada: Son el paso siguiente para la localización de restos arqueológicos a grandes profundidades. Es una tecnología costosa. Y no es apto para prospectar por calles, sino para explorar un punto concreto con la embarcación en superficie detenida.




·         Posicionamiento y teledetección conjunta: Cualquier prospección con medios técnicos requiere el uso de un sistema de posicionamiento en movimiento que deja constancia de la ruta exacta seguida por el barco que está remolcando los instrumentos de teledetección. El posicionamiento más utilizado actualmente es el GPS con corrección diferencial integrado en una red de satélites geo-estacionarios que cubren casi la totalidad de la superficie de la Tierra. Tiene una precisión con un error aproximado de un metro.

Prospección con buceadores:

El resultado de una prospección con equipos de teledetección será una batimetría del fondo marino de la zona elegida y una serie de anomalías o puntos de interés cada vez más definidos que, si es posible, deben ser inspeccionados mediante una prospección ocular con buceadores para descartar la posibilidad de que se trata de restos arqueológicos.




Cada punto seleccionado se definirá por sus coordenadas de situación, su distancia a la costa, su profundidad, el tipo de fondo, tipo de objetos o conjunto de objetos, su identificación histórica, nivel de posibilidad de hallazgo arqueológico y la coincidencia entre las fuentes de información y teledetección. De esta forma los puntos se clasifican por estos parámetros, para establecer una escala de prioridades en la prospección.

La profundidad es siempre uno de los parámetros que marca la selección de puntos, se ordenan en función de unas franjas de profundidad: de 0-10 metros, de 10-25, de 25-40, de 40-60, de 60-100 y de 100 en adelante. Estas categorías condicionan a su vez el tipo de inmersión a realizar.

Una vez decidida la prospección de los puntos seleccionados se procede a planificar las operaciones de buceo según las normas internacionales de esta profesión. La infraestructura necesaria variara en función del entorno. Siendo necesaria una gran embarcación, o simples embarcaciones neumáticas, o incluso si la cercanía a la costa lo permite, una simple infraestructura en tierra y un pontón de trabajo.

·         Prospección por calles: Una vez definida la zona a prospectar, se necesita de una planificación que permita el rastreo sistemático, dejando el menor espacio posible sin explorar. Una de las técnicas más empleadas es la de crear una serie de calles que se pueden materializar en el fondo y en superficie por medio de cabos, muertos y boyas.

Las calles son recorridas por buceadores en pareja empleando torpedos propulsores para poder recorrer el mayor espacio en el menor tiempo posible.

Cuando la superficie del fondo marino presenta una pendiente importante, las calles se trazaran siempre con rumbos perpendiculares a la pendiente, comenzando por la zona de mayor profundidad para que la inmersión sea más segura y la descompresión menor.

·         Prospección por círculos concéntricos: Es útil en áreas más pequeñas, para localizar algo en un radio de unos 50 metros. A partir de una boya y un muerto en el fondo al que se le une una cinta métrica, la pareja de buceadores realiza la búsqueda realizando un círculo y desplazando la cinta métrica.

Para prospectar con este sistema en una zona amplia es necesario colocar varias boyas con sus muertos y hacer círculos suficientemente amplios para que se solapen y dejen el menor espacio sin rastrear.

Tanto en la prospección por calles como en la que se realiza mediante círculos concéntricos es fundamental posicionar los hallazgos en el momento mediante pequeñas boyas unidas a plomos de peso variable.

Cuando la prospección se realiza en zonas de muy poca visibilidad, los buzos deben de tantear el fondo con las manos. En estos casos es útil el empleo de cámaras de circuito cerrado, ya que permiten una mayor visibilidad y pueden ser manejadas por un buceador y visualizar las imágenes en la superficie desde donde pueden dar indicaciones a los buzos.

·         Topografía submarina: Una vez localizados los restos arqueológicos se realizará una planimetría sencilla para ubicar los restos superficiales y relacionarlos espacialmente. Existen diferentes métodos de posicionar los objetos bajo el agua. Lo primero es situar un punto de referencia posicionando mediante GPS con diferencial desde la embarcación o con una estación topográfica desde tierra.
Bajo el agua, este primer punto, se materializa con un muerto y una boya, y servirá para establecer las mediciones necesarias aplicando alguna de las siguientes técnicas: Radiación, Triangulación, Itinerario orientado o Trilateración.



LEÓN AMORES, C. “Metodología de la Arqueología Subacuática”, Monte Buceiro, Nº 9, 2003. pp. 111-118. 

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