La
investigación arqueología subacuática no tiene una metodología muy distinta a
la que se hace en tierra firme, aunque si algunas técnicas especializadas adaptadas
al medio acuático. El papel del arqueólogo subacuático consiste en adaptar la metodología
de la investigación al medio acuático utilizando los instrumentos adecuados
para desenvolverse en un entorno en el que la profundidad, el tipo de fondo o
la temperatura pueden condicionar notablemente su trabajo.
El
trabajo de campo de la arqueología subacuática se suele dividir en dos fases:
la prospección y la excavación.
El
tema de la prospección se ha tratado con anterioridad, y pasaremos a tratar directamente
las técnicas de prospección que se emplean, y no las investigaciones previas.
Entendemos
por prospección al conjunto de
trabajos encaminados al estudio de una zona geográfica amplia con el fin de
localizar el mayor número posible de sitios arqueológicos mediante un
reconocimiento superficial, realizando una clasificación cultural y evaluando
su estado de conservación. La legislación actual define prospección como la exploración
superficial, sin remoción de terreno, dirigida al estudio, investigación o
examen de datos sobre toda clase de restos históricos, así como los componentes
geológicos relacionados.
Teledetección:
Este
tipo de prospección es un gran avance frente a los sistemas tradicionales, se
ha convertido en una herramienta fundamental para la investigación arqueológica
subacuática. La teledetección es útil siempre y cuando se utilice el
instrumento adecuado según los condicionamientos y objetivos de cada zona.
Emplear medios tecnológicos modernos en una prospección arqueológica puede
resultar un gasto inútil, si no se sabe exactamente lo que se puede pedir a
cada técnica o instrumento.
Ventajas
de la teledetección: Permite conocer y documentar el fondo submarino sin necesidad
de utilizar buceadores; Es posible registrar zonas de gran amplitud o
inaccesibles por su profundidad para los medios de prospección tradicionales.
Inconvenientes:
Falta de adaptación de algunos sistemas, que se diseñaron para la teledetección
geológica, y no arqueológica; Falta de experiencia de los geofísicos en la identificación
de restos arqueológicos, y el alto coste.
Los
medios técnicos más utilizados y que mejores resultados han dado en la localización
de restos arqueológicos, son los siguientes:
·
Sonar de barrido lateral: El SDS (Side Scan Sonar) es uno de los instrumentos
más utilizados en la teledetección submarina ya que permite conocer el relieve
submarino y localizar elementos que yacen en el fondo marino que pudieran
sobresalir del fondo o diferenciarse del entorno marino en el que se encuentran.
El principio básico de
este aparato es la emisión de señales acústicas a babor y estribor de un “pez”
remolcado que él mismo transforma en impulsos eléctricos para producir un registro gráfico continuo de la superficie del fondo.
·
Perfilador de sedimentos: Este instrumento se utiliza para conocer un perfil
vertical de alta resolución del sedimento que forma el fondo marino. Tiene un
poder de penetración limitado a unos 50 metros de profundidad y está
condicionado por la dureza y densidad de los sedimentos.
·
Magnetómetro de Protones: Detecta bajo el agua las variaciones del campo magnético
de la tierra y la existencia de un metal ferromagnético sumergido que pueda
alterarlo.
·
Detector de Metales.
·
Ecosonda:
Instrumento fundamental en la navegación. Se utiliza para conocer en cada
momento la profundidad exacta del fondo marino. Es un auxiliar de la navegación
y a la vez un instrumento perfecto para la realización de batimetrías o
levantamientos topográficos submarinos.
·
Cámara de vídeo remolcada: Este sistema permite la prospección en tiempo real
en condiciones de visibilidad en las que un buceador probablemente no vería
nada o casi nada y en profundidades con difícil acceso.
·
Cámara de vídeo robotizada: Son el paso siguiente para la localización de
restos arqueológicos a grandes profundidades. Es una tecnología costosa. Y no
es apto para prospectar por calles, sino para explorar un punto concreto con la
embarcación en superficie detenida.
·
Posicionamiento y teledetección conjunta: Cualquier prospección con medios técnicos requiere
el uso de un sistema de posicionamiento en movimiento que deja constancia de la
ruta exacta seguida por el barco que está remolcando los instrumentos de teledetección.
El posicionamiento más utilizado actualmente es el GPS con corrección diferencial
integrado en una red de satélites geo-estacionarios que cubren casi la
totalidad de la superficie de la Tierra. Tiene una precisión con un error
aproximado de un metro.
Prospección con buceadores:
El
resultado de una prospección con equipos de teledetección será una batimetría del
fondo marino de la zona elegida y una serie de anomalías o puntos de interés
cada vez más definidos que, si es posible, deben ser inspeccionados mediante
una prospección ocular con buceadores para descartar la posibilidad de que se
trata de restos arqueológicos.
Cada
punto seleccionado se definirá por sus coordenadas de situación, su distancia a
la costa, su profundidad, el tipo de fondo, tipo de objetos o conjunto de objetos,
su identificación histórica, nivel de posibilidad de hallazgo arqueológico y la
coincidencia entre las fuentes de información y teledetección. De esta forma
los puntos se clasifican por estos parámetros, para establecer una escala de
prioridades en la prospección.
La
profundidad es siempre uno de los parámetros que marca la selección de puntos,
se ordenan en función de unas franjas de profundidad: de 0-10 metros, de 10-25,
de 25-40, de 40-60, de 60-100 y de 100 en adelante. Estas categorías condicionan
a su vez el tipo de inmersión a realizar.
Una
vez decidida la prospección de los puntos seleccionados se procede a planificar
las operaciones de buceo según las normas internacionales de esta profesión. La
infraestructura necesaria variara en función del entorno. Siendo necesaria una
gran embarcación, o simples embarcaciones neumáticas, o incluso si la cercanía a
la costa lo permite, una simple infraestructura en tierra y un pontón de
trabajo.
·
Prospección por calles: Una vez definida la zona a prospectar, se necesita
de una planificación que permita el rastreo sistemático, dejando el menor espacio
posible sin explorar. Una de las técnicas más empleadas es la de crear una
serie de calles que se pueden materializar en el fondo y en superficie por
medio de cabos, muertos y boyas.
Las calles son
recorridas por buceadores en pareja empleando torpedos propulsores para poder
recorrer el mayor espacio en el menor tiempo posible.
Cuando la superficie
del fondo marino presenta una pendiente importante, las calles se trazaran
siempre con rumbos perpendiculares a la pendiente, comenzando por la zona de
mayor profundidad para que la inmersión sea más segura y la descompresión menor.
·
Prospección por círculos concéntricos: Es útil en áreas más pequeñas, para localizar algo
en un radio de unos 50 metros. A partir de una boya y un muerto en el fondo al
que se le une una cinta métrica, la pareja de buceadores realiza la búsqueda realizando
un círculo y desplazando la cinta métrica.
Para prospectar con
este sistema en una zona amplia es necesario colocar varias boyas con sus
muertos y hacer círculos suficientemente amplios para que se solapen y dejen el
menor espacio sin rastrear.
Tanto en la prospección
por calles como en la que se realiza mediante círculos concéntricos es
fundamental posicionar los hallazgos en el momento mediante pequeñas boyas
unidas a plomos de peso variable.
Cuando la prospección se realiza en zonas de muy poca visibilidad, los buzos deben de tantear el fondo
con las manos. En estos casos es útil el empleo de cámaras de circuito cerrado,
ya que permiten una mayor visibilidad y pueden ser manejadas por un buceador y
visualizar las imágenes en la superficie desde donde pueden dar indicaciones a
los buzos.
·
Topografía submarina: Una vez localizados los restos arqueológicos se
realizará una planimetría sencilla para ubicar los restos superficiales y
relacionarlos espacialmente. Existen diferentes métodos de posicionar los
objetos bajo el agua. Lo primero es situar un punto de referencia posicionando
mediante GPS con diferencial desde la embarcación o con una estación topográfica
desde tierra.
Bajo el agua, este
primer punto, se materializa con un muerto y una boya, y servirá para
establecer las mediciones necesarias aplicando alguna de las siguientes técnicas:
Radiación, Triangulación, Itinerario orientado o Trilateración.
LEÓN
AMORES, C. “Metodología de la Arqueología Subacuática”, Monte Buceiro, Nº 9, 2003. pp. 111-118.
Quien es el director de ARQUA y si tienen el correo...
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