Los
parámetros que han regido la arqueología subacuática en los últimos años se
encuentran en plena evolución. Hasta hace poco tiempo, el cartografiado arqueológico
subacuático era realizado únicamente por instituciones públicas competentes que
tenía como objetivo la elaboración y puesta al día de las cartas arqueológicas subacuáticas,
con dos objetivos concretos, la gestión del patrimonio cultural subacuático bajo
su competencia y la investigación. Las metodologías de estas prospecciones que
se han definido como: de amplio espectro
y en el estudio de áreas subacuáticas que pueden proporcionar avances en la investigación.
Sin
embargo la irrupción de un nuevo marco legislativo (E.I.A.), con un
procedimiento privado, ha puesto a profesionales liberales (autorizados por la administración)
a realizar prospecciones arqueológicas subacuáticas, estas se han definido como
de detalle, encaminadas a valorar los
efectos de un proyecto de obra, en una “parcela marina” concreta
Objetivo de una prospección para el E.I.A.
Para
valorar las afecciones de un proyecto de obra es necesario conocer si en el
área de influencia del proyecto, existen restos patrimoniales que puedan verse
afectados. En el caso del ámbito marino, lacustre y fluvial, al no contarse con
una carta arqueología subacuática previa de detalle, no es posible que se
puedan valorar las afecciones de un proyecto a priori. Si a esto último unimos la posibilidad de que en
cualquier área subacuática puedan existir restos de interés arqueológico, hace necesario
prospectar sistemáticamente la parcela marina que se verá afectada por el
proyecto, para cumplir con los fines perseguidos en el E.I.A. Una vez conocidos
los restos patrimoniales que existen en el área referida, se podrán valorar las
afecciones reales que presenta el proyecto y establecer medidas cautelares o
correctoras. Este tipo de prospecciones son de la máxima importancia y exigen
un ejercicio de responsabilidad de todas las partes implicadas para la salvaguarda
del Patrimonio, ya que los proyectos de obra, en caso de ser viables y
ejecutados, representan la afección completa de la parcela marina, con la destrucción
de cualquier elemento patrimonial no localizado que en ella pudiese existir.
La
complejidad del trabajo subacuático, el desconocimiento general del ámbito marino,
la falta de personal técnico en arqueología subacuática en las administraciones
competentes, junto con el desarrollo de las infraestructuras costeras, está en
estos momentos poniendo en riesgo el Patrimonio Arqueológico Subacuático.
INFORMACIONES
PREVIAS Y CONDICIONANTES A LA PROSPECCION:
Antes
de elegir una metodología de prospección es necesario valorar tanto las
informaciones previas de que se disponen, así como los condicionantes que
presenta el medio físico y que determinan el rendimiento de los trabajos subacuáticos.
Informaciones
previas:
- Cartografía historia y toponimia: En la cartografía histórica encontramos en muchas ocasiones la situación de la antigua línea de costa, antiguos cauces, áreas lagunares o referencias náuticas, así como topónimos que hacen mención a accidentes geográficos e incluso de hundimientos.
- Archivos históricos: En el caso de que el área de prospección o línea de investigación esté relacionada con retos medievales, modernos o contemporáneos.
- Trabajos antiguos: Intervenciones arqueologías realizadas con anterioridad, estas sirven para orientar y dirigir correctamente el planteamiento metodológico. Informaciones sobre el tipo de yacimientos que se han localizado o excavado, y su localización georeferencial.
- Noticias históricas: Recogidas por historiadores en muchas ocasiones describen hallazgos, naufragios…
- Noticias orales: Recogidas por gente del mar, como las zonas en que las redes siempre se han enganchado o en las que han aparecido objetos.
- Hallazgos casuales: Realizados por personal no cualificado en el área de estudio, esto puede ayudar a determinar las zonas de mayor interés para realizar los trabajos marinos.
- Cartografía de los fondos, geomorfología y dinámica litoral: Informaciones sobre el medio físico, como la evolución de la línea de costa, la influencia de los cauces fluviales y áreas lagunares, los procesos de colmatación, erosión…
Condicionantes:
- Batimetría: Contar con la carta batimétrica de la zona es algo necesario, ya que el rendimiento del trabajo del arqueólogo subacuático se ve condicionado por la profundidad. Los trabajos se plantean de manera diferente a 12 metros de cota barimétrica, que a 30 metros, y pueden ser inviables a mayores profundidades.
- Visibilidad: Este es otro de los factores que determinan el rendimiento de los trabajos de prospección. Sin embargo muchas de las labores de prospección se pueden realizar aunque la visibilidad sea reducida.
- Clima marítimo: Los regímenes de vientos y corrientes influyen tanto en la organización del trabajo en superficie con embarcaciones, como en las inmersiones.
- Cartografía de los fondos: La tipología de los fondos condiciona enormemente el desarrollo metodológico. El denominador común de las problemáticas de los fondos, es que los yacimientos arqueológicos subacuáticos se encuentran enmascarados y enterrados, por estratos o comunidades biológicas.
- Medios humanos, materiales y financiación.
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