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jueves, 23 de enero de 2014

ARQUEÓLOGOS EN PIE DE GUERRA

El pasado 21 de Enero se difundió la noticia de que el Gobierno prepara una Ley que dejará la gestión de los barcos hundidos en manos de la Armada, generando esto un fuerte rechazo en el sector.

«Las operaciones de explotación, rastreo, localización y extracción de buques de Estado españoles naufragados o hundidos requerirán autorización de la Armada, que ostenta competencias plenas para su protección». Este texto, el de la discordia, corresponde al artículo 382.2 del anteproyecto de Ley de Navegación Marítima, que deja en manos de la Armada la gestión de los barcos hundidos y los tesoros que pudieran contener. A día de hoy, las competencias son del Ministerio de Cultura, pero en Galicia están transferidas a la Consellería de Educación e Cultura.

El anteproyecto ha puesto en pie de guerra a los arqueólogos submarinos, que no están de acuerdo con que sea una entidad militar la que decida en qué casos se puede investigar y quiénes deben hacerlo.
«No tiene sentido que la Armada intervenga en la gestión del patrimonio cultural. Entre otras cosas, porque carece de personal cualificado para hacerlo», argumenta Miguel San Claudio, arqueólogo subacuático y responsable de la firma Archeonauta. Agrega que «solo países del tercer mundo hacen esto, pero ninguno de nuestro entorno, como Alemania, Francia, Italia o el Reino Unido».

San Claudio considera que la entrada de la Armada puede interpretarse como «la incapacidad de España y de Galicia para gestionar su propio patrimonio cultural submarino». En Galicia, prosigue, «está completamente abandonado, sin un organismo específico que lo controle». Esto es «muy llamativo» por tratarse de «una de las áreas con mayor riqueza del mundo». Un bien patrimonial que «no se gestiona» y que podría dar lugar «al mejor museo de historia marítima del planeta».

Xavier Nieto, exdirector del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, va más allá cuando pone de relieve una contradicción entre la nueva norma y la Ley de Patrimonio Histórico, que «confiere a las instituciones culturales la protección y el estudio de los pecios». Por eso cree que «lo primero que pasará con la nueva ley es que algunas autonomías presentarán recursos de inconstitucionalidad».

Para los arqueólogos supondría «un retroceso importante en los trabajos de investigación», y por eso cree Nieto que es preciso «que el texto normativo distinga con claridad entre la tarea de evitar el expolio y la decisión de quiénes y cómo deben realizar los trabajos y las investigaciones», pues han de estar en manos «de arqueólogos y técnicos en patrimonio cultural».


Fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por La Voz de Galicia manifestaron que «es prematuro» evaluar «algo que todavía no ha sido aprobado, que se va a debatir en el Congreso» y que, por tanto, «podría cambiar». Con todo, recuerdan que el texto precisa que habrá «colaboración con los técnicos de Patrimonio». «En cualquier caso, la Armada hará lo que le manden», concluyen las citadas fuentes. Este periódico consultó también sobre el asunto a la Consellería de Cultura, pero sin obtener respuesta alguna por el momento.

miércoles, 22 de enero de 2014

ARQUA: Principales yacimientos

Este es un breve resumen de los yacimientos más importantes cuyos restos se encuentran en el ARQUA:

1.      Bajo de la Campana: Junto a Isla Grosa (Manga del Mar Menor). Nunca ha sido excavado sistemáticamente. Comenzaron a aparecer materiales en 1958. La primera “recogida” de materiales por parte del Museo se hizo en 1972. EN 1979 unos buceadores donaron unos colmillos de elefante que habían recuperado unos años antes. En 1998, el Museo hizo una segunda prospección. Gracias a ello, se han identificado varios pecios:

-          Uno fenicio, datable hacia el s. VI a.C. Bajo de la Campana -1, El barco transporta lingotes de estaño de gran pureza y marfil bruto, en colmillo de elefante, y algunos llevan incisos una inscripción. El cargamento se completa con cerámicas relacionadas. El hallazgo de los colmillos lo convierte en un unicum arqueológico en toda la cuenca mediterránea.


-          Otro púnico de comienzos del s. II a.C. Bajo de la Campana -2. Se trata de materiales que proceden de la “recogida”, además esta zona fue sometida a voladuras con explosivos.

-          Otro romano altoimperial. Bajo de la Campana -3. Restos altoimperiales del s. I a.C. Se han localizado restos de ánforas Dressel 7/11, de Dressel 20 y 23, además de fragmentos de ánfora Beltrán-IVb, tapaderas y alguna tégula. Es un material escaso e incompleto, pero aparecen los tres tipos de ánforas representativos del Siglo I d,C

2.      Punta de Algas. La Manga del Mar Menor. Los trabajos se iniciaron en 1959, cuando un pescador dio el aviso. Esto ocurre justo antes de la creación del Patronato. La primera campaña fue en 1960, y a lo largo de esa década, hasta 1973 se realizan varias campañas más, que dirigió J. Mas, con buzos del C.B.A. El barco tenía unos 25 metros de eslora e iba cargado mayoritariamente con ánforas del tipo Lamboglia 2, que en muchos casos iban selladas. En el Museo se encuentra todo el cargamento recuperado. A pesar de lo importante de este pecio, no se tienen apenas datos de los procesos de excavación, ni documentación de los mismos. Se recuperaron unas 530 piezas. Cronología: Segunda mitad del siglo I a.C.


3.      Las Amoladeras. Cabo de Palos. Se localiza en 1960 cerca de la Playa de Levante Cabo de Palos. La singularidad de este pecio la da el cargamento que transportaba el barco, básicamente plomo y muelas de moler. Sólo se ha recuperado una pequeña parte. Los materiales proceden de una prospección realizada en los setenta, y apenas se tienen datos de ella.

4.      El Capitán. Ladera sur de la Isla de Escombreras, Cartagena. Localizado en 1961 por el Capitán de Infantería de Marina Antonio Gorordo Álvarez, y excavado por el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena, fue la primera intervención  subacuática realizada con el fin de extraer restos arqueológicos, la primera excavación “arqueológica” en España. Se encuentra a unos 38-40 metros de profundidad. Esta intervención se realizó con equipos de buceo clásicos y se recuperaron: 68 ánforas grecoitálicas Dressel I-a, casi todas completas; dos tegulae; un balde de cobre; un cepo de plomo de 50 cm; una pesa pétrea con asa metálica y diversos ungüentarios. Se fechó en la segunda mitad del siglo II a.C.

5.      Bajo de Dentro: frente al promontorio de Cabo de Palos. Pecio apenas documentado. Se localiza en 1965  por buceadores de la Armada, que extrajeron 15 lingotes de plomo del yacimiento y los remitieron al Museo Naval de Madrid. En 1972 y 1973 se realizaron dos campañas recuperando 27 lingotes más, con los siguientes sellos: AQVINI, PLANI, SEX, MESSI, VYIVS.


6.      San Ferreol. San Pedro del Pinatar, frente a Punta Playuela. Descubierto en 1976 y excavado entre 1979 y 1983 por J. Mas. Publicado en el VI Congreso Internacional de Arqueología Submarina. Contenía un cargamento muy rico, de ánforas y cerámicas de mesa Campaniense B de época republicana, además de objetos personales, como un estuche de marfil. También se hallaron restos de alimentos.

7.      El Pudrimel. La Manga del Mar Menor. Al menos dos pecios, puede que tres. No se puede determinan con precisión cuantos pecios hay en el yacimiento debido a la metodología de la extracción del material. En cualquier caso los cargamentos están muy incompletos.

8.      Puerto de Cartagena.

-          Púnico: Se trata de materiales procedentes de recogidas selecticas previas a tareas de Dragado en el Puerto de Cartagena, que se realizaron en los años 80. Están completamente descontextualizadas. Además no se recogieron sistemáticamente. Hay que destacar 15 ánforas púnicas, todas ellas fragmentadas.

-          Romano: Se tiene el mismo problema que en el caso anterior: recogida de material, de carácter selectivo, previa al dragado. Existe una gran cantidad de material que nos da un muestrario de casi todas las producciones republicanas y altoimperiales.

10.  Puerto de Mazarrón.

-          Púnico. Los materiales del Puerto de Mazarrón proceden de un dragado que se hizo en 1978. Se trata de un yacimiento con una gran riqueza por la acumulación de cerámicas en sus fondos, desde lo fenicio a lo tardorromano. Es posiblemente el yacimiento portuario más prometedor del sureste español, gracias a que aún no ha sido dragado violentamente. Se conoce desde 1977, pero no ha sido estudiado sistemáticamente. El Museo realizó la primera carta sistemática de sus fondos de manera provisional en 1999.

-          Romano. Los materiales proceden del mismo dragado de los años 70. 

12.  Cala Reona: Excavación de urgencia llevada a cabo en 1990. El yacimiento estaba sufriendo un expolio intenso. Siglo V d.C.






Fuente: NEGUERUELA MARTÍNEZ, I. "Panorama del Museo Nacional de Arqueología Marítima y Centro Nacional de Investigaciones Subacuáticas", Monte Buciero, nº 9, 2003, págs. 149-187

martes, 21 de enero de 2014

Arqueología Subacuática: La excavación arqueológica

La excavación es un medio destructivo de investigación, es una disección del yacimiento para estudiarlo y extraer de él los elementos que lo conforman. Cuando se excava un yacimiento, desaparece tal y como desaparece con él la posibilidad de una segunda lectura del mismo. La información que no se documente o registre se pierde para siempre. Por eso se insiste en la necesidad de que las excavaciones sean el último recurso de la investigación, y que cuando se hagan sea de forma científica, sistemática y rigurosa.

Las recomendaciones internacionales en materia de patrimonio arqueológico submarino establecen una serie de criterios básicos a la hora de pensar en una intervención. Estos criterios generales recomiendan excavar únicamente los yacimientos seriamente afectados por el expolio continuado, los amenazados por una destrucción inminente, los yacimientos cuyas características culturales o históricas sea absolutamente únicas, los que completan o contrastan una investigación arqueológica, los que están a poca profundidad frente a los que están en aguas profundas y los que carecen de estructura de madera frente a los que la tienen.

En este sentido algunos equipos de investigación en arqueología subacuática han desarrollado su actividad en barcos que han sido expoliados o excavados por buscadores de tesoros. Un caso sería el de los navíos españoles Nuestra Señora de Guadalupe y Tolosa excavados en 1975 por el buscador de tesoros Tracy Bowden y estudiados en los 90 por un equipo de arqueólogos e ingenieros navales españoles.


Las destrucciones inminentes por construcciones también han motivado numerosas excavaciones submarinas de barcos que se encontraban en zonas portuarias y que se localizaron durante las labores de prospección.

La excavación arqueología supone la remoción ordenada del terreno para descubrir los restos ocultos registrando cada detalle de los objetos y estructuras que van apareciendo. En el caso de barcos hundidos, la excavación suele tener dos fases distintas: la excavación y recuperación del cargamento, y el estudio del casco del barco que se conservará siempre in situ.

La técnica de trabajo más habitual a la hora de trabajar bajo el agua, es la de crear una referencia espacial en forma de cuadricula. Casi todas las cuadriculas de excavación suelen tener una parte rígida construida con hierro, aluminio o PVC con perfil de aluminio. Este cuadro o rectángulo tendrá después una serie de cabos que forman una retícula de cuadrados más pequeños en unidades de un metro por un metro. A su vez. Se suelen crear otras retículas más pequeñas con subdivisiones de diez por diez centímetros. Este entramado de cabos forma la referencial espacial horizontal, mientras que la referencia vertical, la cota o profundidad, estará referida a un plano imaginario horizontal formado por la propia profundidad de la cuadricula.



Con estas referencias espaciales bien fijadas al fondo y perfectamente niveladas, comenzará el proceso de excavación. Es muy frecuente encontrar los naufragios completamente cubiertos por una capa de vegetación o una costra de coral, según los mares.  Bajo esta capa, se suele encontrar un sediento mucho más suelto y deleznable de arena, fango, cascajo o tierra compacta hasta llegar al primer estrato fértil del yacimiento. Para retirar este tipo de sedimento es necesario el empleo de la manguera de succión. Los sedimentos se retiran con sumo cuidado, pues forman parte del yacimiento, y pueden contener pequeños objetos que no se deben pasar por alto. Por eso se emplea un tamiz o rejilla antes de acumularlos en una zona de la excavación en la que no estorben al trabajo arqueológico.


Los objetos arqueológicos y las partes del casco que pudieran aparecer se documentan antes de ser extraídas y subidas a la superficie. El registro y documentación gráfica de una excavación tiene varias facetas, todas ellas se relacionan entre sí: el dibujo, la fotografía y la filmación.

·        Dibujo arqueológico: Bajo el agua es posible dibujar con toda precisión los restos arqueológicos, es igual que en la excavación terrestre. El dibujo arqueológico bajo el agua se realiza en un papel en poliéster, milimetrado o no, que se coloca sobre una tablilla rígida de chapa, metacrilato o aluminio. Se emplea un portaminas sin piezas metálicas o un lápiz de minas intercambiables. La goma, regla plomada y cinta métrica sumergible completan el equipo de dibujo submarino. Se emplea el mismo procedimiento que en tierra.


·        La fotografía submarina, es fundamental como proceso de documentación, y tiene sus propios condicionantes. Por un lado los colores, tal y como se ven en tierra, desaparecen paulatinamente al aumentar la profundidad. En primer lugar desaparece el rojo, después el naranja, el verde y el amarillo. Para rescatar los colores originales es necesario el suo de un flash o foco de iluminación continua, además de trabajar con película de alta sensibilidad. La luminosidad también disminuye con la profundidad. Otro problema son las partículas en suspensión, que pueden enturbiar el agua, sobre todo en fondos fangosos o limosos. Por todo ello es muy frecuente que se emplea la fotografía en blanco y negro para documentar los procesos de trabajo.



La documentación fotográfica es interesante para poder construir una imagen completa del yacimiento. Normalmente es imposible hacer una fotografía “aérea” de los restos del naufragio pues al alejarse del objeto para que este entre en el marco de la cámara se difumina y se pierde detalle, ante la cantidad de agua existente entre cámara y objeto. La única posibilidad es sacar fotografías detalladas de todo el yacimiento, y crear un fotomosaico uniendo las fotografías parciales tomadas a corta distancia.

Cuando se fotografían los restos del casco de madera es necesario tener una referencia exacta de cada elemento de la fotografía, se señalan con líneas y puntos visibles, las separaciones entre las tablas, los escarpes, las cabillas y las clavijas de madera. Esto se suele solucionar con chinchetas de cabeza blanca para las clavijas pequeñas y cable metálico con camisa blanca para las cabillas y las uniones entre ellas.


Las tablillas de fotografía se utilizan para incorporar a la fotografía los datos concretos de la cuadricula, estrato o nivel, contexto fecha, nombre del yacimiento y una referencia del norte magnético.

·        La videofilmación es también un instrumento de documentación indispensable, tanto para su posterior empleo en reportajes, documentales o vídeos museográficos, como para tener constancia de cada fase de trabajo y cada hallazgo realizado. No existen cámaras de vídeo sumergibles, sin embargo sí que hay carcasas adaptables a una gran cantidad de modelos de vídeo-cámara y focos para iluminar bajo el agua. Además de formatos muy variados, siendo DVC pro O Betacam el formato profesional.

La documentación de una excavación se completa con la descripción detallada y exhaustiva de todos los hallazgos y con la creación de fichas informatizadas en las que se registran todos los datos necesarios del proceso de trabajo.

Una vez documentados los objetos bajo el agua serán extraídos e izados a la superficie teniendo extremo cuidado para que no sufran ningún daño en la operación. Dependiendo del grado de fragilidad, los objetos serán izados en cestas mediante globos ascensionales, o mediante soportes rígidos especiales, a modo de camillas.

Un tema importante es la necesidad de crear un equipo interdisciplinar. Es necesaria la participación de un nutrido grupo de especialistas. El equipo de arqueología submarina debería estar compuesto por: un equipo científico debería estar compuesto por: arqueólogos, historiadores, ingenieros navales, biólogos, geólogos, geofísicos, restauradores, topógrafos, dibujantes y fotógrafos; y un segundo equipo de náutica y buceo, compuesto por el jefe de operaciones, buceadores profesionales de apoyo, mecánicos, patrones de las embarcaciones y marineros. Todos ellos coordinados para conseguir los objetivos marcados por el equipo científico.

LEÓN AMORES, C. “Metodología de la Arqueología Subacuática”, Monte Buceiro, Nº 9, pp. 118-122. 2003.

jueves, 26 de diciembre de 2013

LOS BARCOS MAZARRÓN 1 Y 2: DESCUBRIMIENTO E INTERVENCIONES ARQUEOLÓGICAS






Entre 1988 y 1989 se descubrió en el Puerto de Mazarrón junto a la playa de la Isla, a raíz de unas prospecciones arqueológicas subacuáticas, un pecio que gracias al cargamento se fecha en época fenicia. Estos restos se denominaron Mazarrón 1, para diferenciarlo de otra embarcación similar que se halló con posterioridad en las proximidades y a la que se denominó Mazarrón 2.




La excavación arqueológica de los restos, la asumió el CNIAS, y se llevó a cabo entre octubre de 1993 y junio de 1995. En 1994 se localizó, la embarcación denominada Mazarrón 2,  más completo que el anterior y que además conservaba la carga. Entre octubre de 1999 y Julio de 2000 se interviene en este segundo pecio.

El barco Mazarrón 2 está casi completo y se conserva in situ frente a la Playa de la Isla. Aproximadamente tiene unas dimensiones de 8,20 m de eslora, 2,20 m de manga y un puntal de unos 0,90 m, estaba cargado con lingotes de mineral de plomo. También se localizó su ancla, de madera y plomo, la más antigua de su tipo aparecida hasta la fecha en el Mediterráneo.



Ambos barcos posiblemente formarían parte de una flotilla de pequeño calado que se hizo a la mar en el siglo VII a.C. desde el puerto de Mazarrón y pertenecen al tipo conocido como hipos, por su terminación en prótomo de caballo en proa y a veces también en popa. Mazarrón 2 cargaba con unas 2,8 Tn en lingotes circulares de litargirio. Estos se colocaron sobre una capa de abarrote, salvo en el centro del barco, donde iba un mástil móvil. Con una tripulación reducida, a la que se asocian diversos materiales encontrados, como una jarra para el agua dulce, restos de fauna, un molino de piedra… En la antigüedad las comodidades en un barco eran inexistentes, y este no es una excepción, el barco carecía de cubierta y la tripulación realizaba sus actividades sobre el cargamento.

Actualmente en el ARQUA se conservan los restos del pecio Mazarrón 1, mientras que los de Mazarrón 2 se conservan in situ frente a la Playa de la Isla de Mazarrón.

Reconstrucción del pecio Mazarrón 2 en el ARQUA